Calibres y templanza.
A continuación, haremos un repaso sobre los calibres más comunes usados en España para la caza de las diferentes especies cinegéticas que habitan en nuestro país, desde el venado o el jabalí, hasta el corzo o macho montés, pasando por el rebeco, gamo, muflón y arruí. También prestaremos un poco de atención al momento del disparo, algo muy importante cuando se habla de rececho y disparar a largas distancias.
Macho montés, rebeco, sarrio.
Para la caza de macho montés, rebeco y sarrio, lo ideal es portar rifles de cerrojo o monotiro, provistos de visores con al menos 10 o 12 aumentos, e igualmente importante puede ser un trípode para apoyarnos o un bípode adaptado al arma, esto último dependiendo de la habilidad de cada uno. Cada día más, podemos apreciar que muchos cazadores optan por visores dotados de torreta de balística, y es que esta es de gran ayuda para corregir en el visor la caída del proyectil. En el rececho de estos animales debemos usar calibres que gocen de buena rasante, pues los lances suelen jugarse a largas distancias, que en su gran mayoría superan los 150/200 metros. Los 6,5×57, 243, 270, 7×57, incluso el 300 watherby cada vez más utilizado por cazadores nacionales por su enorme polivalencia, son calibres recomendables para este tipo de cacerías. A su vez el equipo debe ser lo más ligero posible, pues por norma general, estas jornadas van acompañadas de largas caminatas en parajes agrestes, con terrenos pedregosos y pendientes pronunciadas, donde también es muy importante ir dotado de buen calzado.
Arruí.
Al arruí, aunque es un animal más corpulento, también lo incluiremos dentro de este grupo, pues la caza se asemeja en muchas ocasiones a la del macho montés. Aunque puede encontrarse en zonas de fácil acceso, por lo general también habita en terrenos escarpados, e igualmente en muchas ocasiones tendremos que disparar muy largo, pues es un animal muy esquivo que a su vez encaja bastante bien los tiros, por lo que con el 243, yo particularmente, aconsejo usar una bala de punta plástica para lograr mayor parada, y disparar justo detrás de la paleta, intentando librar el hueso de esta.
Corzo.
Para el corzo, cualquier calibre de los antes citados es válido, pudiendo elegir tanto rifles de cerrojo como monotiros, que se encuentren entre el 222 hasta el 300 Win. En el caso de esta preciada especie, más que al calibre, tendremos que prestar más atención al visor que le montamos. Este tiene que estar provisto al menos de una campana de 50 mm y tubo de 30 mm, de ser posible con retícula iluminada. Todo esto nos será de gran ayuda en estas jornadas, ya que un visor de buena calidad con esas características, tendrá gran nitidez, lo que es muy necesario para apurar las primeras y últimas horas del día, que es cuando mayormente nos dan oportunidades estos esquivos y pequeños cervidos.
Venado, gamo, muflon y jabalí
El rececho de estas especies por norma general es muy similar por la orografía de las zonas donde habitan. Los lances suelen hacerse a distancias inferiores a los 200 metros, pero si nos vendrá bien cazar con rifles que gocen de buena parada, pues sobre todo el gamo, muflon y jabalí, son animales que encajan muy bien los tiros. Lo ideal en estos casos es cazar con 30-06, 7mm, 308 Win. 300 Win. 9,3, 8×57, 8×68, aunque yo soy más partidario de los cuatro primeros, por su amplia variedad de municiones.
Como con todas las especies anteriores, encontraremos cazadores que utilicen calibres más pequeños y les vaya bien, y es que si importante es el calibre, no menos lo es la confianza que tengamos en el arma y la experiencia que tengamos con el.
El rifle y el disparo.
Cada cazador antes de elegir un rifle, debe hacer una autocrítica responsable, para determinar qué calibre se adapta mejor a las modalidades que piensa llevar a cabo, y contando con su habilidad a la hora de disparar. Esto puede ahorrarnos muchos malos ratos con animales heridos, o por el contrario, darnos muy buenas vivencias.
Siempre debemos tener en cuenta cuando tiramos en rececho, y cuánto más, cuando se hace a largas distancias, contar con la ayuda de un buen apoyo, ya sea un trípode o algo improvisado como puede ser nuestra propia mochila. Igualmente nunca debemos tener el apoyo del rifle, ni de el pasamanos en adelante, ni muy pegado al gatillo, pues esto en lugar de ser una ventaja, podría ser detonante suficiente para errar el disparo. Por lo que para entendernos bien, el punto de apoyo ideal sería donde colocamos la mano delantera, y mejor aún, de la mano delantera a la mano trasera, apoyando la mayor parte del rifle, pero nunca el cañón.
Otros de los secretos para aumentar las probabilidades de acierto en los lances a rececho, es aguantar la respiración y apretar suavemente el gatillo hasta que el disparo nos sorprenda. Esto último se ve corregido en gran medida cuando el rifle con el que disparamos dispone de pelo y sabemos usarlo, este facilita bastante el lance, pues no es necesario ejercer tanta presión en el gatillo para que se produzca la detonación, y por consiguiente, reduciendo considerablemente el movimiento del rifle en este crucial instante.
Cada vez mayor número de redomados monteros se decantan por practicar la caza a rececho. Pero deben tener presente que en la montería el disparo es mucho más rápido, y en no pocas ocasiones, prácticamente intuitivo, a tenazón, sin disponer de tiempo apenas para poder apuntar y apretando el gatillo sin prestarle más atención. Sin embargo en el rececho, la mayoría de lances nos ofrecen la posibilidad de recrearnos, y poder buscar el mejor momento para disparar, esto es una particularidad que debemos usar a nuestro favor para garantizarnos el acierto, así como para disfrutar al máximo el lance. Para tirar largo no debemos tener prisa en apretar el gatillo, son pocos segundos y hay que saborearlos.
Espero que este post os sea de ayuda. Saludos!
JESÚS JIMÉNEZ